- Está claro que esto del lenguaje es realmente complicado. Empezábamos a familiarizarnos con la "desaceleración económica" cuando de repente el Gobierno empezó a admitir que estamos pasando por una crisis de proporciones desconocidas.
No es la primera vez que sucede algo similar. Hace un tiempo, cuando la ciudad de Barcelona tenía problemas de agua, alguno pensó en un trasvase. Pero en vista de la que se había montado meses antes por culpa de aquel término, prefirió llamarle "transferencia hídrica", por si acaso.
Fuera de nuestras fronteras, a las cosas también se las denomina dependiendo de quienes sean los autores. De esta manera, mientras algunos se rasgan las vestiduras cuando los gobiernos de Venezuela o Bolivia nacionalizan empresas y bancos, ni se inmutan al saber que el gobierno de Obama ha decidido que el Estado "intervendrá" para salvar de la bancarrota a empresas como la General Motors. O sea, lo mismo pero llamado de otra manera.
En varios países del mundo, las sospechas han acompañado a los últimos procesos electorales, casualmente en aquéllos en los que han salido airosos candidatos poco apetecibles para la Casa Blanca. Quizá por eso ninguno de ellos ha conseguido librarse del apelativo "dictador", a pesar de su victoria en los comicios.
Y mientras esas sospechas siguen sin aclararse, las que sí se han podido comprobar son las graves irregularidades en los comicios que dieron el triunfo al ex presidente George W. Bush en 2001 y 2005. Eso sí, que nadie ponga en duda que el tejano fue un adalid de la democracia y el guardián de la paz en el mundo.
La realidad, sin embargo, deja para la historia dos legislaturas teñidas de sangre, durante las cuales nos acostumbramos a ver ataques indiscriminados contra la población civil en Irak o Afganistán disfrazados de "guerra preventiva" y cientos de miles de muertos, víctimas del "fuego amigo".
martes, junio 30, 2009
COSAS DEL LENGUAJE
Santiago Macias para "pasaba por aquí" y miradas3-opinion