FRANCISCO LABARGA/ GAZTELU
Los territorios de los Ancares leoneses se están consolidando como zona de población osera, sumándose así a la zona del Alto Sil, según manifestó ayer en Ponferrada el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero.
Palomero también manifestó que «la población de osos va creciendo en toda la Cordillera y esto es una noticia afortunada y que hay que celebrar». Atribuyó este éxito en la recuperación de la especie «al trabajo de muchos años de las administraciones, de las organizaciones que estamos más vinculadas al oso y de diferentes colectivos, creo que está dando unos frutos con los que casi no soñábamos hace 10 años». En ese sentido precisó que «el año pasado ha sido récord en reproducción, como lo fue el anterior y como lo fue el anterior. Llevamos ya unos cuantos años en que cada año encontramos más osas con pequeñitos».
Con todo, aseguró que hay una importante población asentada únicamente en el Alto Sil y «ya se va viendo cada vez más presencia de osos en los Ancares», algo que atribuye en buena medida al «buen hábitat que mantiene este sector noroccidental de León, que está facilitando esa recuperación». También destacó «los buenos comportamientos», pues «aunque sigue habiendo episodios de furtivismo y aunque sigue habiendo algún incendio que otro, la verdad es que eso ha cambiado mucho». Respecto al furtivismo, Palomero afirmó que «seguimos quitando lazos, pero cada vez hay menos lazos. La estadística ha descendido mucho». En ese descenso del furtivismo, el presidente de la Fundación Oso Pardo destacó la importante labor que viene desarrollando el Seprona, lo que unido al buen hábitat, a los buenos usos del territorio y a la sensibilidad y hasta el cariño que está demostrando ya mucha gente respecto al oso «están haciendo que el oso esté cada vez más presente en el Alto Sil y que el oso esté cada vez más presente en los Ancares».
«aunque las noticias sean buenas no hay que olvidar que el oso sigue en peligro de extinción y que los problemas siguen en el campo y, salvo celebrar con optimismo estos datos, no podemos bajar la guardia, porque sigue habiendo lazos en el campo, repunta el veneno en toda la Cordillera Cantábrica y todavía hay delincuentes (ya nadie puede alegar falta de información) que son capaces de disparar a un oso, como pasó el año pasado en los Ancares, que perdimos un precioso ejemplar de oso, un ejemplar macho, muerto por un certero disparo de alguien que sabía a lo que disparaba», en referencia a la muerte del oso aparecido el pasado en Burbia.
Palomero también manifestó que «la población de osos va creciendo en toda la Cordillera y esto es una noticia afortunada y que hay que celebrar». Atribuyó este éxito en la recuperación de la especie «al trabajo de muchos años de las administraciones, de las organizaciones que estamos más vinculadas al oso y de diferentes colectivos, creo que está dando unos frutos con los que casi no soñábamos hace 10 años». En ese sentido precisó que «el año pasado ha sido récord en reproducción, como lo fue el anterior y como lo fue el anterior. Llevamos ya unos cuantos años en que cada año encontramos más osas con pequeñitos».
Con todo, aseguró que hay una importante población asentada únicamente en el Alto Sil y «ya se va viendo cada vez más presencia de osos en los Ancares», algo que atribuye en buena medida al «buen hábitat que mantiene este sector noroccidental de León, que está facilitando esa recuperación». También destacó «los buenos comportamientos», pues «aunque sigue habiendo episodios de furtivismo y aunque sigue habiendo algún incendio que otro, la verdad es que eso ha cambiado mucho». Respecto al furtivismo, Palomero afirmó que «seguimos quitando lazos, pero cada vez hay menos lazos. La estadística ha descendido mucho». En ese descenso del furtivismo, el presidente de la Fundación Oso Pardo destacó la importante labor que viene desarrollando el Seprona, lo que unido al buen hábitat, a los buenos usos del territorio y a la sensibilidad y hasta el cariño que está demostrando ya mucha gente respecto al oso «están haciendo que el oso esté cada vez más presente en el Alto Sil y que el oso esté cada vez más presente en los Ancares».
«aunque las noticias sean buenas no hay que olvidar que el oso sigue en peligro de extinción y que los problemas siguen en el campo y, salvo celebrar con optimismo estos datos, no podemos bajar la guardia, porque sigue habiendo lazos en el campo, repunta el veneno en toda la Cordillera Cantábrica y todavía hay delincuentes (ya nadie puede alegar falta de información) que son capaces de disparar a un oso, como pasó el año pasado en los Ancares, que perdimos un precioso ejemplar de oso, un ejemplar macho, muerto por un certero disparo de alguien que sabía a lo que disparaba», en referencia a la muerte del oso aparecido el pasado en Burbia.