viernes, marzo 14, 2008

limonadas-

  • Una historia de Semana Santa
    por garciaberciano.
    -Buenos días, Pepe…
    -Buenos días, Josín…
    -¿Qué haces?
    -Estoy esperando a sacar del horno unas bandejas de pasteles y me voy a poner a preparar la limonada.
    El “ritual” se repetía todos los años en fechas previas a la Semana Santa… En el obrador de la Confitería Ledo, el maestro pastelero Pepe Bermúdez se disponía a preparar la limonada que, posteriormente, sería pasto de estómagos de amigos, conocidos y varios clientes habituales a los que Pepe y Concha obsequiaban con una botella del preciado licor.
    Con una parsimonia digna del mejor alquimista, Pepe vertía en una enorme perola de cobre dos cántaros de vino, a los que añadía unos cuantos kilos de azúcar y limones cortados en rodajas, higos y uvas “pasas”, canela en rama abundante… y el “secreto Bermúdez”… Todo ello bien mezclado y reposado para hacer la limonada más rompedora de la villa que yo haya probado nunca.
    Afortunadamente, Pepe tenía un magnífico remedio para combatir la agresión que suponía para amigos y clientes su “bebedizo semanasantero”: unas magníficas almendras saladas que él mismo tostaba y salaba en el obrador. Almendras compradas en los Valtuilles y guardadas para la ocasión en sacos de arpillera. [+ en retratos de una época]