Garciaberciano y el carnaval:
- Mascarita,... ¿me conoces?.
- Era el santo y seña del Martes de Carnaval. Ni las amenazas de condena “al fuego eterno” por parte de las monjas que nos daban clases, ni las reprimendas de don Vitoriano, desde el púlpito de la Colegiata, sobre las consecuencias de una “vida licenciosa y de desenfreno” pudieron nunca con el Carnaval de la Villa. La siempre religiosa y devota Villafranca de los años 60 miraba ese día para otro lado y hacía oídos sordos a las recomendaciones espirituales. Quien más, quien menos, llevaba haciendo planes desde hacía semanas, si no meses, de qué hacer, cómo disfrazarse, uno de los días grandes del año: el Martes de Carnaval. -Señor Manuel, ¿de qué se va a disfrazar este año?... [ ver completo en retratos de una época]