Cómo no sentir nostalgia de la España musulmana cuando leemos el sin par opúsculo de Aznar titulado ‘Cartas a un joven español’? Ya de joven, este muchacho que llegaría a convertirse en el ‘Ciclón de las Azores’ era como ahora y nos regalaba fragmentos de pensamiento irrepetibles en los que Aznar hacía un verdadero esfuerzo por ser él mismo, por ‘rebu-aznar’: «Habiéndome llegado un ejemplar de las Obras Completas de Primo de Rivera he tomado la decisión de militar al lado de los Falangistas Independientes, la auténtica encarnación del pensamiento joseantoniano». ¡Ondia!. Espera, que sigue. «Las calles dedicadas a Franco y a José Antonio lo estarán a partir de ahora a la Constitución. Y no hemos hecho más que empezar. Se dedican a borrar la historia».Por si no tuviera ya bastante vacuna de españolismo cañí, leo uno de tantos alardes intelectuales (intelectuales, como los autores intelectuales) del Mesías Losantos, el único dios verdadero para el PP y para los ‘abispos’ (de largas sotanas y afilados aguijones). El título de la columna es ‘Los engañabobos’ y no consta que sea una referencia biográfica de él mismo, de Aznar y del homófobo Vidal, el nuevo César de las ondas profundas, sólo que a diferencia del grande, del César Cayo Julio, aquél sólo escribe e intertextualiza para marujas y jubilados. [ + en El Umbral de Paco]