OPINION/PACO LABARGA
Comicios cómicos
No sé a qué viene tanta hipocresía con lo que gana Rajoy. Ni Rajoy ni ningún otro político está en política por lo que gana, sino por lo que aspira a ganar, ya sea dinero, poder o reconocimiento social, que vienen a ser una misma cosa.
Con ser elevado (ya que Pepiño se levanta un kilo al mes sin 'poblema'), el sueldo de los políticos no es muy alto. Pero no podemos caer en la estupidez de creernos la cifra oficial, pues sabido es que a los representantes públicos la pasta les entra a mansalva por otros conductos que no voy a explicar aquí por evidentes.
No por generalizado el espectáculo deja de ser bochornoso: millares de nombres en las listas a las Municipales, a los cómicos comicios. Cada uno busca una cosa, pero, curiosamente, todos dicen actuar alentados por el mismo espíritu, servir a la sociedad, cuando lo cierto es que servir, lo que se dice servir, apenas sirven.
Así que vamos a hablar de cosas más importantes. Que no se me olvide recordar aquí que el otro día en la gala de los Micrófonos de Oro una presunta cantante, que responde al alias de Estrella Morente, perpetró un verdadero atentado contra el tango. La Morente cantó, graznó más bien, el tema 'Volver', que tan bien interpretó Gardel en su día. El tango es una especie de lamento del cornudo, un himno a la nostalgia y al recuerdo, antes de que nos los lleve por delante el puto Alzheimer. La muchacha, cuyo mayor mérito para dedicarse a la canción reside en llevar el apellido de un gran 'cantaor', destrozó esta joya del tango, aflamencándola, agitanándola sin sentido alguno y haciendo que Gardel agradezca a Dios haber cascado hace 70 años sin tener que escuchar esta aberración. Ni el genial Cabrero, gloria del cante 'hondo', se atrevió a algo parecido, limitándose a cantar el tango 'Volver' con el más puro estilo arrabalero.
No sé cuantos calderos rebosan de las babas de quienes acudieron el otro día al 'homenaje póstumo' a Gamoneda (Gamoneda, cuya poesía de boca en boca va y a ninguno se le queda). El poeta fue y le habló de la pobreza al mismísimo rey Juan Carlos, que no la conoce ni de oídas, de lo cual me alegro, porque la pobreza es una putada y de ella no se puede esperar más que abyección, crimen, dolor y muerte, por eso nadie la quiere y, para eludirla, hay quien está dispuesto, incluso, a meterse en política. Ya lo dijo Quevedo, que, pese a no estar a la altura de Gamoneda, escribía cojonudamente, aunque reconozco que Cervantes tampoco era manco: «¿Quién procura que se aleje / del suelo la gloria vana? / ¿Quién siendo tan cristiana, / tiene la cara de hereje? / ¿Quién hace que al hombre aqueje / el desprecio y la tristeza? / La pobreza».
PD. Sé que mi discurso tiene menos interés que la Copa América de vela, que no interesa a nadie, pero ha costado un huevo y otro más que se van a llevar los políticos en la 'tierra mítica' valenciana. Lo comprendo y no me ofusco, porque bien sé yo que escribir es más inútil que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia sobre La Rosaleda, que nadie la respeta y sólo sirve para que los condenados se descojonen de risa.
Con ser elevado (ya que Pepiño se levanta un kilo al mes sin 'poblema'), el sueldo de los políticos no es muy alto. Pero no podemos caer en la estupidez de creernos la cifra oficial, pues sabido es que a los representantes públicos la pasta les entra a mansalva por otros conductos que no voy a explicar aquí por evidentes.
No por generalizado el espectáculo deja de ser bochornoso: millares de nombres en las listas a las Municipales, a los cómicos comicios. Cada uno busca una cosa, pero, curiosamente, todos dicen actuar alentados por el mismo espíritu, servir a la sociedad, cuando lo cierto es que servir, lo que se dice servir, apenas sirven.
Así que vamos a hablar de cosas más importantes. Que no se me olvide recordar aquí que el otro día en la gala de los Micrófonos de Oro una presunta cantante, que responde al alias de Estrella Morente, perpetró un verdadero atentado contra el tango. La Morente cantó, graznó más bien, el tema 'Volver', que tan bien interpretó Gardel en su día. El tango es una especie de lamento del cornudo, un himno a la nostalgia y al recuerdo, antes de que nos los lleve por delante el puto Alzheimer. La muchacha, cuyo mayor mérito para dedicarse a la canción reside en llevar el apellido de un gran 'cantaor', destrozó esta joya del tango, aflamencándola, agitanándola sin sentido alguno y haciendo que Gardel agradezca a Dios haber cascado hace 70 años sin tener que escuchar esta aberración. Ni el genial Cabrero, gloria del cante 'hondo', se atrevió a algo parecido, limitándose a cantar el tango 'Volver' con el más puro estilo arrabalero.
No sé cuantos calderos rebosan de las babas de quienes acudieron el otro día al 'homenaje póstumo' a Gamoneda (Gamoneda, cuya poesía de boca en boca va y a ninguno se le queda). El poeta fue y le habló de la pobreza al mismísimo rey Juan Carlos, que no la conoce ni de oídas, de lo cual me alegro, porque la pobreza es una putada y de ella no se puede esperar más que abyección, crimen, dolor y muerte, por eso nadie la quiere y, para eludirla, hay quien está dispuesto, incluso, a meterse en política. Ya lo dijo Quevedo, que, pese a no estar a la altura de Gamoneda, escribía cojonudamente, aunque reconozco que Cervantes tampoco era manco: «¿Quién procura que se aleje / del suelo la gloria vana? / ¿Quién siendo tan cristiana, / tiene la cara de hereje? / ¿Quién hace que al hombre aqueje / el desprecio y la tristeza? / La pobreza».
PD. Sé que mi discurso tiene menos interés que la Copa América de vela, que no interesa a nadie, pero ha costado un huevo y otro más que se van a llevar los políticos en la 'tierra mítica' valenciana. Lo comprendo y no me ofusco, porque bien sé yo que escribir es más inútil que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia sobre La Rosaleda, que nadie la respeta y sólo sirve para que los condenados se descojonen de risa.