El artesonado mudéjar de San Francisco hace aguas
Las penurias del patrimonio histórico
Las penurias del patrimonio histórico
Paula Díaz
La orden seglar que custodia la iglesia de Villafranca solicita ayuda a la Junta para poder acometer de nuevo la restauración del tejado. Las humedades están causando estragos en el edificio
La orden seglar que custodia la iglesia de Villafranca solicita ayuda a la Junta para poder acometer de nuevo la restauración del tejado. Las humedades están causando estragos en el edificio
Al igual que está ocurriendo en otros lugares del Bierzo, en los que una serie de emblemas patrimoniales están sufriendo los efectos del paso de tiempo y de la falta de consolidación y restauración, Villafranca pone sus miras en la iglesia de San Francisco, donde el mal estado de la cubierta y, en consecuencia, las humedades están haciendo peligrar diversos elementos del templo, entre los que se encuentra el impresionante artesonado mudéjar, que ha convertido a esta construcción en una referencia obligatoria en los libros de arte. El llamamiento ha sido realizado por los responsables de la Orden Franciscana Seglar, custodios de la iglesia, quienes piden a la Junta de Castilla y León que «tome medidas antes de que sea demasiado tarde y antes de que los daños sean irreversibles». En estos términos se manifestaron el Ministro y el Viceministro de la Orden, Vicente del Valle y Norberto González, quienes ya han denunciado el «lamentable estado de la cubierta» en reiteradas ocasiones, aunque, hasta el momento «nuestras peticiones han caído en saco roto».Y es que, el asunto es más grave de lo que parece a simple vista, ya que el estado de la cubierta está afectado directa o indirectamente a toda la iglesia. Chapuzas El problema surgió después de la última restauración, hace ahora 14 años, cuando, según explicaron los responsables de la orden, lo que «se hizo fue una chapuza, puesto que para sujetar las losas de pizarra, colocadas sin recortar y a granel, se utilizó una base de aglomerado no hidrófugo», que «lleva años pudriéndose» y dejando pasar el agua «hacia dentro, hasta el extremo de que en ocasiones parece que está lloviendo dentro de la iglesia».