FESTIVAL DE SABORES
Raúl Pérez vs Carlos D. Cidón
El joven enólogo (Castro Ventosa) y el prestigioso cocinero (Vivaldi) se enfrentan, con amigos por testigos, en un aromático y sabroso duelo entre catavinos y platos
B. Fernández león
Fue una noche de grandes sorpresas para todos, especialmente para una docena de privilegiados invitados que no sabían exactamente para qué habían sido convocados. Noche también de sorpresas para ellos, conocidos y unidos por su pasión por los aromas, las texturas, los sabores... Raúl Pérez Pereira (Castro Ventosa, Estefanía-Tilenus...), uno de los enólogos de referencia de la viña berciana, y Carlos Domínguez Cidón (Restaurante Vivaldi), el cocinero leonés más reconocido, se citaron ante un grupo de amigos de una y otra parte para enfrentarse en un duelo de aromas y sabores, de propuestas vinícolas y gastronómicas, de maridajes. El enólogo eligió para la ocasión siete vinos experimentales, muy personales, de esos que es imposible encontrar en el mercado.
Raúl Pérez vs Carlos D. Cidón
El joven enólogo (Castro Ventosa) y el prestigioso cocinero (Vivaldi) se enfrentan, con amigos por testigos, en un aromático y sabroso duelo entre catavinos y platos
B. Fernández león
Fue una noche de grandes sorpresas para todos, especialmente para una docena de privilegiados invitados que no sabían exactamente para qué habían sido convocados. Noche también de sorpresas para ellos, conocidos y unidos por su pasión por los aromas, las texturas, los sabores... Raúl Pérez Pereira (Castro Ventosa, Estefanía-Tilenus...), uno de los enólogos de referencia de la viña berciana, y Carlos Domínguez Cidón (Restaurante Vivaldi), el cocinero leonés más reconocido, se citaron ante un grupo de amigos de una y otra parte para enfrentarse en un duelo de aromas y sabores, de propuestas vinícolas y gastronómicas, de maridajes. El enólogo eligió para la ocasión siete vinos experimentales, muy personales, de esos que es imposible encontrar en el mercado.
Muy personales Raúl se presentó con siete vinos que definió como «no comerciales, muy personales», advirtiendo que «se los debo a mi tía, que es quien me inspira este tipo de creaciones». Su tía tiene nombre, Rosario, que presta a uno de los vinos, un moscatel que tenía que ser, dijo una vez, «tan dulce como ella». Dos de esos vinos, un blanco albariño y un mencía de la Ribeira Sacra corresponden a la trilogía La Flou Artistique , que completa otro mencía de Valtuille de Abajo. Se trata del Scketch y de El Pecado . En el primer caso es una elaboración realizada por Raúl en San Vicente de O Grove (Pontevedra) a cero metros de altitud. Fermentado y envejecido en barrica, una vez en botella es hundido en el mar, a veinte metros de profundidad. Se trata de comprobar qué efecto provoca la ausencia de oxígeno y la presión hidrostática en el proceso de envejecimiento. El resultado, concretado en sólo 500 botellas, es sensacional. El mencía de cepas viejas de Ribeira Sacra, también fuera de mercado, es un vino muy elaborado, con un año de barrica vieja, muy fino y de evidentes connotaciones femeninas. Entre uno y otro, otras dos delicias. La primera, un blanco de la zona de Monterrey, de un viñedo a caballo entre España y Portugal. Toma el nombre del pueblo orensano de A Trabe y es un polivarietal -godello y treixadura son las dos castas predominantes- con un año de permanencia en barrica usada previamente para otras dos elaboraciones. Se trataba en esta caso de explorar las características varietales. Sólo 200 botellas.
Sorpresa rosada La gran sorpresa la constituyó un prieto picudo rosado finísimo. Las mil botellas de Charco las Ánimas se elaboraron con uva de cepas de 130 años localizadas en San Román de los Oteros en mezcla con otra de una plantación de sólo nueve años, en Grajal de Campos. Despalillado, encubado y macerado durante nueve días, es un vino muy claro, fino, fresco y extraordinariamente frutal. El anuncio de que será un vino comercial da alguna pista sobre los planes de futuro del enólogo. El Villegas, una sola barrica este año de un finca que da cinco , es un mencía que se vendimia para una cuba abierta y se pisa en la viña de ese nombre, en Valtuille. Es un vino de 15 grados, raro, cierto, pero muy sutil. Dos caldos con nombre propio y absolutamente indisciplinados cerraron la cata. El Alison Carma es un petit verdot de vendimia familiar de las 500 cepas de esa variedad. El Rosario es un mocatel a partir de muscat, pinot gris y gewürztraminer de cuatro años en barrica y una elaboración muy técnica que echa por tierra la afirmación que el propio Raúl envuelve en una modestia infinita: «El vino es el resultado de un proceso incontrolable. Y de mucha suerte».